sábado, 29 de agosto de 2015

¿Qué significa ser investigador?


"EN EL CONOCIMIENTO ESTÁ EL ASOMBRO"... Esta frase puede darnos un anticipo de lo que más adelante conoceremos como: Investigar. Una de las asombrosas facultades del ser humano es tener la capacidad de asombrarse, y así mismo posee los medios intelectuales y cognitivos para desarrollar un proceso investigativo que lo conduce al saber y al conocimiento.

El ser humano ha sido definido como “simio desnudo”, como “animal racional”, como
“animal que fabrica instrumentos”, como “ser dotado de conciencia”... Pero, con toda justicia,
puede definírselo también como “animal que hacepreguntas”. En un sentido muy profundo, la
capacidad de hacer preguntas se encuentra en la base de la condición humana.
Los seres humanos no hacemos preguntas por capricho: las hacemos porque la realidad nos
produce asombro, porque la existencia no nos deja indiferentes. “La filosofía nace del asombro”, decía Aristóteles; con ello quería decir que todo elconocimiento de que es capaz el ser humano sólo puede desarrollarse porque la realidad, al suscitar nuestra admiración, al despertar nuestra curiosidad, nos genera inquietudes y preguntas.
¿Por qué las manzanas no caen para arriba? ¿Cómo se vería el universo si viajáramos en un
rayo de luz? ¿Por qué sólo existen dos sexos y no cinco? ¿Por qué los aztecas no conquistaron Europa? Preguntas como éstas revelan que la realidad no está simplemente dada: está llena de problemas fascinantes, de rompecabezas que desafían el intelecto. Por eso el primer paso en el planteamiento de preguntas consiste en abrir los ojos ante el carácter esencialmente problemático de la realidad. Abrir los ojos a la realidad no es sencillo. El asombro es una flor que se marchita con facilidad. Y se marchita porque, a fuerza de costumbre, la realidad se vuelve plana y aburrida, o porque se piensa que sólo lo sobrenatural es motivo de admiración. Pero el asombro genuino nace de captar la realidad tal como es, plena de riqueza y variedad, y al mismo tiempo descubrir que las cosas no son sólo lo que aparentan ser. Como decía Chesterton, “lo admirable no es que el sol no salga un día, sino que salga todos los días”. El asombro nos acecha en todas partes; no hay esquina
de la realidad, por humilde que sea, que no pueda suscitarlo. Luego, vienen las preguntas
El asombro por sí solo no basta: hay que precisar los problemas y formular las preguntas
respectivas. Sólo mediante la búsqueda de solución a los problemas el asombro se transforma en conocimiento y así como sentir asombro no es cosa de magia, plantear preguntas tampoco lo es; en todas las áreas del saber hay temas interesantes de investigación. La etimología indica que “investigar” es “seguir las huellas” de un problema. No existe una diferencia esencial entre los problemas de la vida diaria y los de la investigación científica. “¿Qué hay que hacer para conseguir un buen empleo?” o “¿Cómo evaluar el desempeño financiero de una empresa?” son problemas legítimos; “¿Cómo se comportan las partículas subatómicas?” o “¿Cuáles son los efectos de la globalización en la estructura de la sociedad?” también lo son. Lo importante es identificar el problema y plantear la pregunta correspondiente. En la investigación académica, encontrar un problema es hallar una mina de oro: si las preguntas derivadas son significativas y pertinentes, pueden motivar años de trabajo fecundo. 



¿QUÉ HAY QUE HACER?
 

Einstein decía: “hacer nuevas preguntas o considerar anteriores desde otro punto de vista requiere creatividad”. La creatividad, empero, no es sólo un don natural: es el fruto del trabajo y la disciplina. Como en todo trabajo creativo, para plantear preguntas no hay fórmulas de validez universal; sin embargo, hay estrategias que Ud. puede probar:
 

1)  El hábito del por qué. Si su novio o novia le dice: “ya no más”, inmediatamente Ud. le pregunta: ¿por qué? La realidad es como una novia o novio caprichoso; por alguna razón, decidió que las manzanas no caen para arriba y que sólo hay dos sexos y no cinco. ¿Por qué? Haga de la realidad una especie de compañero sentimental; preocúpese por sus caprichos, desarrolle el hábito de preguntarle porqué. Un día sin porqués es un día perdido; una asignatura sin porqués es una asignatura perdida.
 

2)  La exploración del tema. En esta fase Ud. efectúa el “reconocimiento del terreno”; es su oportunidad para explorar de una manera amplia el tema de interés. La exploración se basa en el estudio sistemático de los textos escogidos para tal fin, pero no excluye otro tipo de fuentes: tablas estadísticas, medios masivos, bases de datos, estudios de caso, etc.
 

3)  La identificación del problema. Una vez haya precisado el porqué, es hora de plantear el problema que va a investigar. Ya la fase exploratoria debe haberle suscitado inquietudes. Piense ahora en el asunto, eche mano de todo lo que sabe y pregúntese: ¿Qué vacíos hay en las explicaciones contenida sen los textos? ¿Qué argumentos no son convincentes y por qué? ¿Qué aspecto del tema no es profundizado en ningún texto? ¿Qué planteamientos importantes no han sido desarrollados por los autores? Estas y otras preguntas análogas pueden orientarlo. Tómese su tiempo; reflexione, examine el asunto desde distintos ángulos, tome apuntes y deje que sus ideas vayan madurando. Una vez tenga el problema, revíselo: podría tratarse de un falso problema. A esta categoría suelen pertenecer los problemas centrados en cuestiones terminológicas (¿El sur queda abajo o arriba?) y los problemas sin solución (Si Dios es la causa de Todo, ¿qué causó a Dios?). 

 4)  La formulación de la pregunta. Ahora que tiene claro su problema de investigación, formule la pregunta de la manera más concisa posible. Fíjese que la pregunta sintetice el núcleo del problema y que sea comprensible para el lector. Verifique si la pregunta es viable, es decir, si puede ser investigada en un lapso razonable. Formule la pregunta de tal modo que la respuesta no sea un simple sío no. No pregunte, por ejemplo: “¿Es posible establecer el impacto de la violencia en el sector agrícola desde 1980?”. Pregunte: “¿Cuál ha sido el impacto de la violencia en el sector agrícola desde 1980?” Evite formular preguntas en forma de dilemas del tipo “¿El neoliberalismo aumenta la pobreza o la disminuye?” Decida qué quiere preguntar. Tampoco pregunte por estados mentales de otras personas: “¿Por qué Tolomeo pensó que la tierra está en el centro del universo?” Por más que Ud. se esfuerce, nunca podrá averiguarlo. Evite plantear preguntas sobre estados futuros de cosas: “¿Puede la biotecnología eliminar los problemas de salud pública en el próximo siglo?” El futuro es, por definición, inaccesible a la investigación empírica. Absténgase de formular preguntas totalizantes: “¿Cuál es el sentido de la existencia?” “¿Cómo funciona el universo y sus alrededores?”; o preguntas disciplinares clásicas: “¿Qué es la filosofía?” “¿Cuál es el origen de la sociedad?” Recuerde que su capacidad de trabajo tiene un límite y que preguntas como éstas son muy difíciles de resolver de manera plausible en una investigación. 



EN EL ARTE...

Al respecto encontramos un texto de Henk Borgdorff,  profesor en la Amsterdam School of the Arts. En 2002 fue nombrado allí profesor de Teoría del Arte e investigación artística. Actualmente es profesor de Teoría del Arte e investigación artística en la Amsterdam School of Arts, y research fellow en la Real Academia de Arte y el Conservatorio Real de El Haya.
Sus ámbitos de investigación son la epistemología de la investigación artística, la estética de la música y la crítica metafísica. A continuación el artículo: 

"EL DEBATE SOBRE LA INVESTIGACIÓN EN LAS ARTES¨"

Henk Borgdorff
Amsterdam School of the Arts
"Si la urgencia de un asunto puede medirse por la vehemencia de los debates que lo rodean, “la investigación en las artes” es un asunto urgente. Bajo etiquetas como “práctica artística como investigación” o “investigación en y a través de las artes” ha surgido un tema de discusión durante los últimos años, que contiene elementos tanto de la filosofía (sobre todo, de la epistemología y la metodología) como de políticas y estrategias docentes. Esto lo convierte en un tema híbrido, lo que no siempre contribuye a la claridad del debate.
Lo esencial de la cuestión es si existe un fenómeno como la investigación en las artes – según el cual la producción artística es en sí misma una parte fundamental del proceso de investigación, y la obra de arte es, en parte, el resultado de la investigación.
Estrechando el círculo, el tema es si este tipo de investigación se distingue de otra
investigación por la naturaleza del objeto de su investigación (una cuestión ontológica),
por el conocimiento que contiene (una cuestión epistemológica) y por los métodos de
trabajo apropiados (una cuestión metodológica). Una cuestión paralela es si este tipo de
investigación tiene derecho a calificarse de académica y si debería de incluirse en el
nivel de doctorado de la educación superior. La actual urgencia del asunto se debe, en parte, a las políticas gubernamentales que afectan a este campo. Como resultado de las reformas en la educación superior. Este texto está basado en lecturas y presentaciones sobre investigación en las artes llevadas a cabo en otoño de 2005 en Ghent, Amsterdam, Berlín y Gothenburg. Agradezco a los participantes en aquellas sesiones sus constructivos comentarios. En un animado encuentro de expertos bajo el título “Kunst als Onderzoek” (Arte como investigación), llevado a cabo en Felix Meritis en Amsterdam el 6 de febrero de
2004, hubo ya un previo intercambio de ideas sobre este tema. La investigación se ha convertido en la función primordial tanto de las escuelas superiores profesionales como de las universidades. La investigación en la educación superior profesional difiere de la universitaria en el sentido de que en la primera está más orientada a la aplicación práctica, al diseño y al desarrollo. Por regla general, la investigación académica o científica “pura” o fundamental (si es que esto existe) sigue siendo competencia de las universidades. La investigación en las escuelas de danza y teatro, conservatorios, academias de arte y otras escuelas profesionales de las artes es, por lo tanto, de diferente naturaleza a la que generalmente tiene lugar en el
mundo académico, dentro de las universidades y los institutos de investigación. En qué
consiste realmente esa diferencia es precisamente el tema de las controversias – y tanto
las opiniones como los motivos son aquí sumamente divergentes.
Lo primero que hay que tener en cuenta en lo que respecta a este debate es el
hecho de que muchas de las partes contendientes tienden a optar por la fuerza retórica,
según la cual el tener razón depende del poder de convicción de los argumentos. No es
nada  casual  que  normalmente  las  opiniones  personales  estén  en  sintonía  con  las
afiliaciones de cada uno. Muchos contendientes tienden a atrincherarse en posiciones
institucionales  establecidas,  presentándose  como  defensores  de  unos  estándares  de
calidad sobre los que creen tener la patente. Otros, por el contrario, ofrecen resistencia a
cualquier forma de “academización” (como a veces se le llama despectivamente) –
temerosos  de  perder  su  peculiaridad  y  recelosos  de  lo  que  perciben  de  los
“polvorientos” confines de la academia. El término “academización” alude en este caso
tanto a la desalmada realidad de la burocracia de la universidad como a una inaceptable
“deriva  académica”,  según  la  cual  el  vital  espíritu  de  la  práctica  artística  de  las
academias  de  arte  tendría  que  ser  traicionado  para  poder  sacar  provecho  de  la
respetabilidad  y  el  alto  status  social  que  nuestra  cultura  todavía  otorga  al  trabajo
intelectual.

El  cambio  en  las  políticas  gubernamentales  no  es  el  único  factor  que  ha
introducido el tema de la “investigación en las artes” en la agenda del debate público y
académico; el desarrollo mismo de la práctica artística también ha jugado su papel. De
unos  años  hasta  ahora,  ha  sido  un  lugar  común  hablar  de  arte  contemporáneo  en
términos de reflexión e investigación. Aunque la reflexión y la investigación han estado
estrechamente vinculadas a la tradición modernista desde el principio, están también
entrecruzadas con la práctica artística en nuestra era moderna tardía o postmoderna – no
sólo en términos de la auto-percepción de los creadores e intérpretes artísticos, sino
también, y cada vez más, en los contextos institucionales, desde las regulaciones de
financiación hasta el contenido de los programas en las academias y los laboratorios
artísticos.  Particularmente,  en  la  última  década  (después  de  un  periodo  en  el  que
“diversidad cultural” y “nuevos medios” eran las consignas), investigación y reflexión
han sido parte de los trajes verbales lucidos tanto por la práctica como por la crítica
artística  en  los  foros  públicos  y  profesionales  sobre  las  artes.
 Tanto  es  así  que “investigación  y  desarrollo”  no  sólo  han  dejado  de  ser  asunto  exclusivo  de  las universidades, centros de investigación independientes y de negocios o de agencias consultoras,  sino  que  cada  vez  más  artistas  e  instituciones  artísticas  llaman
“investigación” a sus actividades. No es una coincidencia que la exposición Documenta
en Kassel se presente como una academia y que institutos post-académicos como la Jan
van Eyck Academie y la Rijksacademie van Beeldende Kunsten en Holanda estén
llamando a sus actividades “investigación” y a sus participantes “investigadores”.

La importancia atribuida a I+D en el mundo de los negocios ha estado disminuyendo últimamente. ¿Está llamado el mundo de las artes a sustituirlo en lo sucesivo?
Una  de  las  preguntas  que  aparecen  con  prominencia  en  el  debate  sobre
investigación en las artes es: ¿Cuándo cuenta como investigación la práctica de arte? (y
su  posible  corolario:  ¿No  cuenta  hasta  cierto  punto  la  práctica  de  arte  como
investigación?)  ¿No  se  podrían  formular  criterios  de  tal  manera  que  ayudaran  a
diferenciar la práctica artística-en-sí de la práctica artística-como-investigación? Y una
cuestión concomitante: ¿En qué se diferencia la investigación artística de la llamada
investigación académica o científica? En la discusión que ahora sigue voy a intentar
introducir algo de luz en el tema de la investigación en las artes. Empiezo (I) trazando el
debate hasta nuestros días y citando las fuentes relevantes. Después (II) exploro varios
problemas terminológicos (a) y el concepto de “investigación” (b). Mi análisis de la
cuestión  central  (III)  –  la  naturaleza  intrínseca  de  la  investigación  en  las  artes,
especialmente en comparación con la investigación académica actual predominante –
está basado  en  las tres perspectivas  a las que  me he  referido con  anterioridad: la
ontología (a), la epistemología (b) y la metodología (c) de la investigación en las artes.
Ya he abogado en otro lugar, dentro del contexto holandés, por la financiación pública
directa o indirecta de la investigación en las artes (Borgdorff, 2004, 2005). Aquí voy a
concluir mi discusión comentando los aspectos de este asunto que pertenecen a las
políticas y estrategias educativas (IV), poniendode relieve, ante todo, la legitimidad de
este tipo de investigación y las implicaciones que pueden llegar a tener los programas de
doctorado en las escuelas profesionales de arte".

De lo anterior podemos resaltar la importancia de la autonomía, y la intención que debe tener el investigador a la hora de iniciar el proceso investigativo. El éxito de una investigación dependerán de cuan curioso y dedicado sea el investigador, no basta con buscar en las fuentes mas cercanas, hay que ir más allá, analizar e indagar cualquier hipotesis y desarrollar pensamiento critico y analitico en todo momento. En el arte no es diferente, son muchas las áreas en las que un artista puede iniciar proyectos de investigación.  El trabajo de investigacion puede ser a nivel técnico, a nivel conceptual o a nivel social. A nivel técnico, analizando las formas de expresión pictoricas y su desarrollo, a nivel conceptual, indagando y observando los conceptos creados en los diferentes movimientos a través de la historia del arte, y a nivel social, observando cual puede ser el impacto del arte en las comunidades, y cómo cambia la cultura a través del arte.

 





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